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Consejos sobre mástiles


Este es un típico caso de rotura por fatiga. Se trata de una Gibson de 1961, la cual me llegó con este síntoma de rotura. Lo normal es que inicialmente haga lo que se hace en estos casos. Se forra el mástil con plástico y mediante una bomba de vacío, se extrae todo el aire y a continuación se inyecta la cola que mediante al vacío penetra hasta en el rincón mas apartado de la rotura.





Sin embargo al someterla a la máquina de esfuerzo, no pasa la prueba. ¿Raro raro? se vuelve a agrietar por el mismo sitio.






De nuevo repito el proceso con el mismo resultado. La explicación, o no hace bien el vacío u ocurre algo que no puedo ver.
Fíjense en este .gif lo que ocurre. La rotura es a nivel de las vetas, es decir por fatiga de la madera entre las vetas. Al aplicar la tensión que ejercerán las cuerdas se puede ver como se abre la zona, y por mucho que intente disimular el efecto, siempre estará ahí.





Llegado a este punto me decido a solucionar definitivamente el problema haciendo un injerto de material, y de paso descubro lo que pasa. Tantos años de uso sin arreglo, han pasado factura ya que por entre la veta se ha colado sudor, suciedad, humedad, polvo y otras cosas que impiden que la cola de adhiera de forma correcta entre ambas superficies.





Observen hasta donde ha llegado la suciedad y también la cola, pero nada puede hacer contra esa capa de impurezas.
Otro detalle que sale a la luz, es uno de los errores a mi juicio mas grandes que comete Gibson, y es la excesiva cavidad que le hace a las guitarras para alojar la tuerca del alma





Vean lo delgado que queda la madera en esa zona y que cualquier detalle puede fracturar la madera a esa altura, y de echo en esta guitarra está completamente rota.





Para que se hagan una mejor idea he puesto la punta de un lápiz desgastado para que vean que no llega ni a los 2 mm. de espesor en esa zona, y en la parte central dudo mucho que sobrepase el milímetro de espesor.
Una voluta acabaría con todos los problemas en esa zona, pero...





Bien, pues solo queda hacer los refuerzos con una veta perpendicular al diapasón y con el ángulo de inclinación para obtener la mayor resistencia en ese punto





Curiosamente a través de los huecos que dejó la fresa en la cavidad del alma se puede ver como quedan los injertos.





y al final cazan a la centésima, aportando estabilidad y rigidez en esa zona.





Aquí pueden ver la misma prueba y como ahora todo el conjunto se comporta como debe de ser bajo tensión





Solo queda disimular el trabajo y nadie se entera de la reparación





Esto mismo tuve que hacer con la guitarra del principio, ya que el encolado, a pesar de que pasó la prueba de resistencia, me queda esa duda, y voy a lo seguro.
Refuerzo la zona con otro diseño de injertos, ya que en esta no existe el alma





Preparo los mismos con alta precisión





y así me aseguro de que por ahí no va a haber mas problemas de fiabilidad.





El caso de la rotura que me llegó tal cual se ha producido, es muy distinto, ya que su reparación es mas sencilla, y se nota muchísimo menos que las otras. Esta pala ya es la segunda vez que se repara, y como he dicho ha roto por otro sitio, y tanto la unión de la primera vez como la de la segunda vez ni se notan.





y al final nadie diría que se ha roto... Dos veces...





Espero que este reportaje ayude a que si por mala suerte les ocurre algo similar, tomen la decisión correcta por el bien de sus bolsillos y del instrumento.

Saludos a Tod@s

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